Me encontraba yo en medio de una conversación bastante avispada y curiosa…pero que apenas me interesaba, cuando mi vista se perdió en la oscuridad de la noche…
Fue increíble cómo me embobe con una hojas que bailaban con el viento, iluminadas por una farola de la calle…seguí sus movimientos, sin prestar mucha atención a la conversación, la cual, menos mal, no iba conmigo. Y mientras los seguía, mi mente se perdió en la noche…una noche iluminada por una fuente de diversos colores.
De vez en cuando alcanzaba a oír pequeños retazos de la conversación…aunque no me interesaba el sonido de la voz…sino el sonido de los movimientos y de los suspiros…los silencios que deseaban ser escuchados, los gestos que deseaban ser observados.
Me resultó muy curioso ver cómo la actitud de una persona cambia, según el receptor que le presta atención.
A veces te resulta divertido ver como una persona que lo acapara todo, a veces no consigue decir nada. Cómo el más callado, habla sin parar cuando su mejor amigo ha llegado. E incluso, cómo la felicidad de una persona, se desvanece momentáneamente, cuando cree que nadie lo ha notado…
Fingir…eso fue lo que note al no prestar atención a lo más obvio…
Es triste ver a alguien fingir felicidad cuando está hueco por dentro, cuando se siente sólo o distanciado. Esperando que llegue lo que aun no ha llegado. No voy a decir que yo no finjo, pues es una cualidad que necesito para seguir con vida, en la sociedad que todo lo quiere plasmar en falsas ilusiones y deseos infantiles.
Hay veces que la gente me dice que no presto atención, que no escucho cuando debo y que no estoy en tierra firme…ahora yo les digo. Tú no prestas atención a lo significativo, tú no escuchas lo verdaderamente importante, tú no sabes cuándo dejar de mirar al suelo.
¡Me encanta!
ResponderEliminarMe has dado una idea para una próxima entrada en mi blog.
ResponderEliminarMe alegro que te guste ^^
ResponderEliminarEn serio? Vaya, pues ahora mismo la leo :)